El faro de La Mola se sitúa al final de la carretera que cruza la isla, sobre un acantilado de 175 metros. Durante el día sobrecogen las vistas de sus acantilados y durante la noche el juego de sus haces de luz girando bajo el cielo estrellado. Los miércoles y domingos, días del Mercado Artesanal de La Mola, se convierte en un lugar habitual de visita, pero el resto de la semana, si se prefiere, es un lugar tranquilo que guarda toda su magia.