BOD DYLAN, PINK FLOYD Y LOS MOLINOS
Cuentan algunos isleños y entre ellos insignes formenterenses que, tras un grave accidente de moto, Bob Dylan vivió una temporada en uno de los molinos de la Mola. Pero debido a que no quedan testimonios gráficos de su paso, su presencia ha pasado a ser parte de la leyenda formenterense.
En una conversación con Joan d´es Moliner, fallecido en el año 2016, quien fue considerado como el último de los molineros de las islas y recibió en 1998 el Premio Ramon Llull del Govern Balear como reconocimiento a su labor en la restauración de numerosos molinos siguiendo las antiguas técnicas de construcción, nos comentó que había oído hablar de un americano «al que nunca le faltaban las visitas» que podría haberse alojado en el molino que había heredado de su abuelo. Pero nos lo dijo con una sonrisa evasiva llena de picardía, de ese manera muy formenterense en la que nunca se dice que no para evitar que se frustren las ilusiones de quien pregunta únicamente para oír sólo la respuesta que quiere oír.
Otro testimonio, esta vez de Pío Tur Mayans, profesor de Piano en el Conservatorio de Música de Valencia y conocido político formenterense, declaró diversas veces que en más de una ocasión jugó al ajedrez con el artista en la Fonda Pepe. Podría tratarse de una confusión ya que parece evidente que no tenía motivo alguno para inventarse un hecho semejante.
Por contra es sabido que entre 1967 y 1969 el molino en el que supuestamente se habría alojado Bob Dylan fue alquilado a una pareja belga. Uno de sus miembros, Helena Belzer, artista residente en Formentera desde aquella época, quien realizó una exposición en la isla hace tres años, aseguró que jamás recibieron ni conocieron a Bob Dylan, ni tampoco entiende cómo nació ese rumor basado en un supuesto con tan escaso fundamento.
La explicación podría encontrarse en un joven americano que rondó la isla durante aquellos años, llamado Eric Chefé, que se hizo pasar por Bob Dylan aprovechándose de un cierto parecido con el músico. Por lo que explican los hermanos Toni y Bruce Gartell, conocidos por sus conciertos de verano en Sant Francesc «Jazz a la plaça», el Dylan fake llevaba el mismo corte de pelo que el premio nobel y la misma vestimenta de la que destacaba un chaleco idéntico al que lucía la estrella folk en aquellos tiempos. Aunque, por razones obvias, nunca debió atreverse a pasear con una guitarra y una armónica por la Fonda Pepe, la plaza de Sant Ferran, ni tan siquiera por los campos de La Mola.
De todos modos, a juzgar por el carácter más que evasivo del verdadero Dylan, aspecto quizás y sólo quizás adquirido durante su supuesta estancia en nuestra isla, nunca saldrá de su boca nada que confirme o refute esta moderna leyenda formenterense.
Sin embargo, sí tenemos constancia de otros miembros de la contracultura de aquella época que supieron apreciar la magia de este lugar, como es el caso de Pink Floyd. La banda británica se desplazó a las Pitiusas con motivo de la filmación de More, que narra la espiral autodestructiva en la que se sumergen sus dos protagonistas y que fue rodada íntegramente en Ibiza, a excepción de una de sus escenas en el molino de Sant Ferran, en la que ambos juegan con sus aspas como quijotes de la era hippy. La película, aparte de la banda sonora compuesta por Pink Floyd, cuenta con la dirección de Barbet Schroeder y con la colaboración del gran Néstor Almendros como director de fotografía, quienes supieron transmitirnos la singular belleza de la isla de Ibiza antes de que ésta empezara a transformarse a causa de la construcción desmedida.
Pink Floyd, Barbet Schroeder y Néstor Almendros se volvieron a reunir para rodar juntos La Vallée, otra gran película de culto, filmada esta vez en Nueva Guinea, en la que sus protagonistas emprenden un viaje a través de la selva en busca de una utopía.
Pero no fue ésta la única visita de los Pink Floyd a la isla, ya que su miembro fundador Syd Barrett era íntimo amigo de Aubrey Powell, artista gráfico que tenía una casa en Formentera y que solía invitar a pasar unos días a los miembros de la famosa banda. Tanto es así que su canción Echoes, de su álbum Meddle, se dice que está inspirada en los ecos del acantilado del faro de La Mola.
Además de los dos molinos a los que hemos hecho referencia, uno de los cuales, el de la Mola, es el único en el que se puede visitar su interior, existen otros en Sant Francesc y otros puntos de la isla, algunos de ellos restaurados en su día por Joan d´es Moliner, que os servirán para acercaros a la otra historia de Formentera a través de estos silenciosos testimonios de lo que fue la vida de sus gentes desde el siglo XVIII hasta mitades del siglo XX.