Tejiendo el mundo
Formentera es uno de los pocos lugares del mundo donde aún puedes encontrar jerséis tejidos con la lana de sus propias ovejas.
Es en esta isla llena de contrastes, en la que el pasado tradicional y el presente más cosmopolita se entremezclan, en la que conviven lo auténtico y lo genuino con la más rabiosa actualidad, donde hallamos a Esperanza Ferrer como uno de los más singulares ejemplos de que este encuentro no es casual.
Porque esta isla que cautiva y despierta la creatividad, guarda también la esencia de lo verdadero, de lo atemporal, del estilo al que recurrentemente vuelven aquellos diseñadores que crean tendencia; porque todo se ha inventado ya, nada es nuevo, porque retazos del pasado aparecen de repente encajando perfectamente en el presente, y un jerséi, un gorro o un poncho de lana nunca pasarán de moda, ya que lo auténtico no caduca, es y será siempre.
Esperanza nos recibe con una sonrisa en su tienda en Sant Francesc, orgullosa por el éxito de sus prendas. Porque en esas manos que han lavado, cardado, hilado, teñido y tejido la lana de oveja, atesora la verdad de una tradición heredada de su madre, de su abuela, que recibió un impulso con la llegada de los hippies a la isla y que ha ido perpetuándose hasta nuestros días.
Ella nos cuenta, encogiéndose de hombros, que confecciona sus prendas sin saber realmente si su esfuerzo y minuciosa dedicación se verán recompensados, como si no todos pudieran entender el valor que éstas tienen; porque la tienda de Esperanza, nos dice lamentándose, es la última en la que encontramos este tipo de ropa en Formentera. Pero ella sigue creándola con naturalidad y cariño, porque ella sabe mejor que nadie que, a pesar de todo, el tiempo está de su lado.